Un ángel vino a mí en un sueño inexplicable,
Ese sueño perduró en el tiempo y se guardó en mi alma.
Un buen día ese ángel tomó su lugar en mi vida,
Iluminando mí camino con su preciosa luz,
Me cubrió con sus alas cuando más tenía frío,
Y me dio su cariño cuando más padecía de tristeza.
Tan glorioso tú nombre y tú esencia,
Tan sutil es ver tu presencia.
Majestuosa y brillante, como la luz que te ilumina por siempre.
Gracias por llegar a mi vida, gracias por tu hermosa compañía.
Tú presencia, está en mi mente,
Como son las alas al aire,
Como es la sangre al corazón.
En el tiempo no existías,
A mi esencia no pertenecías,
Ahora estás marcando los segundos,
Con tu risa impregnada de ternura,
En los momentos marcados con tu dulzura.
Con tu tierna mirada,
Con tus abrazos qué mejoran mis días.
Hoy empiezo a valorar lo que eres,
Lo que hay en tu mirada,
Lo que existe en tu alma,
Y supongo, aunque no esté plenamente convencido,
Que tu alma será para mí.
Espero no volver a equivocarme,
Porque de ser así, mi alma y corazón
Volverán a sufrir.
