Sentado bajo el
resplandor de un lámpara,
Ya hacía el
escritor esperando una inspiración,
Las horas pasaban
e intentaba encontrar una línea la cual escribir.
La noche empezó a
ser más pesada,
Y el escritor seguía
esperando,
Entre más
pensaba, menos podía crear algo que le llenara el alma.
El escritor
buscaba en lo más profundo se su pensamiento,
Algo que le
motivara, pero no encontró nada.
La inspiración se
había marchado,
Como la última
vez que suspiró por alguien.
La decepción y la
desesperación lo invadieron,
A grado tal, qué
comenzó a sufrir los ataques de viejos recuerdos,
Aquellos que lo
hicieron sufrir, por las penas de amores que se fueron,
Y sentado en su
silla, comenzó a escribir,
Se pasó horas redactando
cada uno de los sucesos,
Expresando
poéticamente los sufrimientos que le hicieron daño,
Pero a la vez,
recordando como cada amor que pasó,
Fue dejándole más
felicidad que remordimientos,
Y el escritor se
sintió contento,
Porque después de
cierto tiempo, comenzó a escribir
Este pequeño pero
significativo, documento,
Que hoy les vino
a compartir.
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