martes, 21 de octubre de 2008
EL DIABLO
Se encarnó en mujer,
Quien me sedujo con sus encantos,
Sus palabras entraron directo al corazón, como una daga.
Su sonrisa me cautivó,
Y sus besos me enseñaron el fuego de infierno convertido en pasión,
Sus caricias me elevaron al cielo, pero me hundieron en el abismo de la desilusión.
Mi alma pidió a gritos su amor, y solo encontró decepción,
Se condenó por siempre al sufrimiento, a penar por una utopía.
Me envolviste en tus alas y mi ser sintió calor,
Sin imaginar que ese calor me quemaría por dentro,
Al grado tal de dejarme en cenizas.
No sé sí te convertiste en demonio, o lo eres.
Pero el diablo se encarnó en tu cuerpo.
Se apoderó de tu alma,
Y ahora vive en ti.
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